Hen kai Pan*. Oda a Walt Whitman (maestro y poeta)
Locos, rabiosamente locos,
muy locos poetas
del tiempo inaugural.
Visionarios al encuentro de la vida desvelada,
poetas del entusiasmo azul añil
con el que los celestes
arrebatan y enloquecen las almas somnolientas
en lo más hondo de la gruta procelosa;
caminantes confundidos de los márgenes cuajados
entre abrojos recios y en penumbra,
alquimistas de matrices de Misterio y sombra,
peregrinos salvajes de cumbres solares e infiernos azabache,
de agrestes parajes sin sal,
locos hambrientos del ser que se nos brinda
en el umbral incierto del Misterio
ya fuera del cubil;
poetas, al fin desvanecidos en proféticas visiones
ofreciéndose a la prosodia y a sus manos bruñidoras
dejando ser a la palabra de nadie y su cincel;
poetas ebrios, poetas rotos
arraigando en labios suspirando y ojos de alborada
nombrando y danzando el burbujeo de las almas que despiertan.
Poetas de figura antigua alumbrando los mitos que nos dicen,
vates y bardos
atisbando la palabra que alumbra y nombra,
la poesía que se yergue,
la del éxtasis más recio.
Nadie os divisa ni os advierte
en el dominio del entusiasmo solitario en la palabra.
Nadie nombra la figura que os atiende.
Mi nombre es Nadie dijo Ulises al fondo de la gruta
Al encuentro del cíclope de quijada aterradora y visión monocorde.
Nadie dice y el Misterio estalla
en el canto y la palabra iluminada.
Casa del Misterio,
incendio de cifras luminosas
arraigando en la agreste vida florecida hallando su figura.
Poetas, no os pertenece vuestro canto
de campo abierto y amanecer neblinoso.
No son vuestros los decires sino del puro viento
y del alma que se ofrece a la liturgia del Misterio
retornando ya al hogar.
Oficio de éxtasis desbordando limite y figura,
borrachera en la copa incandescente,
cantando el Ser que siempre es
ya fuera de la gruta.
Abrazad el alma bien abierta a la palabra que da vida.
Poetas como vates,
poetas como bardos
no retiréis la mano abierta,
romped la noche con el rayo y su palabra
y dejad vuestro vientre bien abierto.
El Misterio se brinda
en la danza de las hojas movidas por el viento,
y los borrachos,
que son coloridas hojas danzarinas,
despiertan, saltan y enloquecen
en su brío de noche iluminada.
En la danza todo encauza residencia de plata
y medida plena.
Poetas,
incendiad la Tierra,
incendiadlo todo en vuestro canto;
que los viejos edificios y sus cochambres
ardan con una violencia inédita,
que los altos muros sean derribados
por los corazones vivos,
que rujan, radiantes de luz,
los recónditos cimientos de lo vivo,
que las almas de los hombres entusiastas se derramen
en el júbilo de la memoria recobrada;
luz blanca y clara irrumpiendo en las cavernas del sentido...
Transformad el mundo en melódica lumbre alegre
estallando en la luz del mediodía;
el sol de medianoche,
la caverna iluminada,
el atanor sagrado de la vida que despierta;
el sol de Invierno,
el calor que escalda, caldea y transfigura,
la senda que enloquece,
la vida que se yergue;
todo aguarda en el retorno.
Transfigurad la Tierra,
que todo sea sendero revelado y rastro abierto.
Bien alto en el cerro,
culmina alada el alma que retorna hacia su forma.
Escuchad lo más secreto;
desde la noche de los tiempos
no hay nada más que el decir del borracho entusiasmado
mecido en el Misterio
y el residuo de la noche que se agita.
Poetas, locos bendecidos,
borrachos y demás ralea
que beben de los cantos del alma en su retorno.
Abrid las puertas de la gran jarana
para que estalle el tedio de la noche
y los fríos sepulcros se estremezcan,
y, al fin, los huesos secos reconozcan
su carne húmeda y viva
de gloria trémula y vibrante.
La vida amanece enamorada
en el cuerpo vivo medido por el canto.
La vida toda, jubilosa, hallándose y cantándose
en el vigor del hombre saliendo del sepulcro.
Poetas, de la misma madera que los profetas ,
en vuestra locura el Misterio y el alma de lo vivo se insinúa...
Querido Walt, viejo bardo recio y dulce,
poeta y profeta brindándose a su pueblo
y animando al desafío.
Mirando la gruta nos escuchas y das cobijo
bajo el ala de tu sombrero ya solar.
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* Hen kai Pan; En griego clásico Uno y Todo. Fue un adagio romántico, postulado en la estela de la edición y traducción de las obras de Plotino al aleman, que festejaba la Unicidad del cosmos y el acogimiento de todo a lo divino. En relación a las influencias del neoplatonismo sobre el romanticismo recomiendo el excelente de Wener Beierwaltes "El neoplatonismo de Schelling"
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